LO FEMENINO EN SINGULAR
El título es un pleonasmo, pero que tiene la intención de provocar, de generar algún impacto en la comunidad; que sea una redundancia provocativa. Redundancia al fin y al cabo porque lo femenino es en esencia lo singular; y como tal, con este título queremos volver a poner al psicoanálisis en el lugar que incomoda, considerando justamente el movimiento –aunque suene a paradoja- de masas de lo que hoy se denominan los feminismos, en plural.
Hay por lo menos dos vías que se pueden destacar en el abordaje de lo femenino. Por un lado el abordaje del lado de la diferencia, del binarismo propio del significante, hasta incluso siguiendo la bipartición biológica que el discurso continúa en la división de los géneros masculino y femenino. Si bien en lo inconsciente no hay representante para la diferencia de los sexos, hay que ver cómo el inconsciente estructurado como un lenguaje, trata aquella diferencia; lo que Lacan estableció con la polaridad: falo – castración. En esta vía de abordaje podemos distinguir el goce fálico por un lado y el Otro goce, o el goce femenino, y como seguimos en esta lógica de la diferencia binaria, inherente a la estructura del lenguaje, como todo hecho de discurso habrá mujeres que sostengan una posición fálica, del lado masculino de la sexuación, como hombres que sostengan una posición no fálica, del lado femenino. Es decir, nos manejamos en un mundo bien ordenado por la repartición significante, por la lógica binaria de 1 y 0, de un lado y del otro de la barra, lo que marca una reciprocidad que no es simétrica.
Entonces se puede tratar de abordar lo femenino desde la vertiente binaria, de la oposición propia de la lógica del significante, o se puede intentar por otra vía. Más allá de la estructura binaria propia del lenguaje, sabemos que el ser hablante no está hecho sólo de discurso, sino que existe la dimensión del goce, del goce del cuerpo, y en este terreno no hay reciprocidad posible, puesto que el goce del cuerpo, el cuerpo como Otro es imposible de reconvertirse por el significante. Esta es la vía que marcaría el abordaje de la cuestión femenina, en tanto una mujer no solo es Otra para un hombre, sino fundamentalmente es Otra para sí misma; allí se hace presente la alteridad irreductible del goce femenino, y por lo tanto –es una apuesta- de lo singular. Ya que es aquí por donde se abre la vía, la posibilidad de otra lógica para abordar lo femenino.
Entonces, tendremos la oportunidad de trabajar –al menos- estas dos vertientes: o bien tomar lo femenino en su diferencia con lo masculino, como Otro para el Uno, o bien lo femenino como Otro para sí mismo; y una investigación inédita por esta vía.
Además podemos ubicar, partiendo de la diferencia que la misma estructura del lenguaje establece, de lo femenino y lo masculino, para considerar el movimiento colectivo de una buena parte de los debates que se vienen generando en una gran cantidad de ciudades en todo el planeta, en términos de políticas globales. Y por el lado de las políticas del psicoanálisis, se podría considerar si los testimonios del pase conllevan a una política que responda a la cuestión femenina. O también, cómo entra en juego lo femenino en la clínica; tanto del lado de los analizantes como de los analistas.
